En la década de 1980, la amenaza del sida se sentía abrumadora: investigadores, médicos, funcionarios de salud pública, amigos, parejas y medios continuamente presentaban información nueva sobre la epidemia, a veces contradictoria. Los cuatro pasos que aquí se delinean –y que invitan al lector a ser estudiante, vendedor, explorador y guerrero– subrayan las estrategias positivas de prevención, con énfasis en encontrar nuevas prácticas de placer.