Muchas mujeres no se consideraban en riesgo de contagiarse, a pesar de los cientos de carteles dedicados específicamente al público femenino. Esto se debió en parte a que la mayoría de las iniciativas de salud pública se enfocaban en tipos de personas (gais, hemofílicos, consumidores de drogas intravenosas) y no en conductas (tener sexo sin protección, compartir agujas). Esta campaña, diseñada por el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos y la Academia Americana de Pediatría, se dirigía a mujeres embarazadas y/o con hijos con la esperanza de apelar a su condición de madres para que se hicieran el examen.